Después de 66 millones de años, la Tierra podría sufrir una sexta ola de extinción masiva, el último de ellos fue la caída de un meteorito que marcó el fin de los dinosaurios; sin embargo, los signos actuales sugieren que nos encontramos al borde de una nueva gran extinción todo debido a la actividad humana.
Los científicos advierten que casi el 30% del total de especies está en peligro, lo que podría desencadenar la sexta extinción masiva, según relata el último informe divulgado por WWF.
La actividad humana se señala como uno de los principales responsables de este fenómeno; desde la devastación de hábitats hasta la contaminación ambiental, las acciones humanas han acelerado la tasa de extinción natural de especies.
Según información de G1, la intervención humana ha elevado la tasa de extinción natural de entre diez y cien especies al año a un alarmante número de 27 mil especies anuales.
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Por ejemplo, en lugares como Brasil, la deforestación del Amazonas podría resultar en la pérdida catastrófica de más de diez mil especies.
La interconexión del medio ambiente significa que la desaparición de una especie puede desencadenar un efecto dominó, afectando a otras y provocando inestabilidad en los ecosistemas llevándolos a la extinción.
Esto, a su vez, podría tener graves repercusiones tanto para los seres humanos como para el planeta.
Este fenómeno no es nuevo; es el resultado acumulativo de los cambios ambientales durante los últimos diez mil años; que de alguna manera u otra terminan en una extinción.
Thank you to all our supporters across the globe – from more than 180 countries and territories – who collectively gave over 1.4 million hours (and counting!) to our planet, creating the #BiggestHourForEarth yet. pic.twitter.com/v2XnTCA5Iv
— Earth Hour Official (@earthhour) March 24, 2024
¿Cómo revertir la situación?
La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) emplea una clasificación para evaluar la protección ambiental, esta escala estima la capacidad de recuperación de las especies y la población máxima viable para cada una.
Por ejemplo, la grulla azul del sur de África se encuentra en un estado vulnerable debido a la destrucción de su hábitat, pero con esfuerzos de conservación adecuados, tiene una oportunidad de sobrevivir y florecer.
En contraste, el lémur saltador del norte enfrenta un destino menos prometedor y está al borde de la extinción.
La situación del lémur saltador del norte es un llamado urgente a la acción para la conservación de la biodiversidad y un recordatorio de la importancia de las iniciativas de reforestación, esta lucha representa los desafíos que enfrentan muchas otras especies en todo el mundo en esta sexta extinción masiva.
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