A través de la publicación del informe “Condenas a Muerte y Ejecuciones 2024”, Amnistía Internacional dio a conocer que las ejecuciones a nivel mundial por pena de muerte alcanzaron su cifra más alta desde 2015, ya que más de 1,500 personas fueron ejecutadas en 15 países en 2024.
Irán, Irak y Arabia Saudita fueron responsables del aumento general de las ejecuciones conocidas. En total, el trío registró la asombrosa cifra de 1,380 ejecuciones. Irak casi cuadriplicó sus ejecuciones (de al menos 16 a al menos 63) y Arabia Saudita duplicó su total anual (de 172 a al menos 345), mientras que Irán ejecutó a 119 personas más que el año pasado (de al menos 853 a al menos 972), lo que representa el 64% de todas las ejecuciones conocidas.
“Irán, Irak y Arabia Saudita fueron responsables del pronunciado aumento de muertes el año pasado, al llevar a cabo más del 91% de las ejecuciones conocidas, violar los derechos humanos y quitar cruelmente la vida a personas por cargos relacionados con las drogas y el terrorismo”, menciona el informe.
Los cinco países con el mayor número de ejecuciones registradas en 2024 fueron China, Irán, Arabia Saudita, Irak y Yemen.
Las cifras conocidas no incluyen a los miles de personas que se cree fueron ejecutadas en China, que sigue siendo el principal verdugo del mundo, ni en Corea del Norte y Vietnam, donde también se cree que se recurre ampliamente a la pena de muerte.
Las crisis en curso en Siria impidieron que Amnistía Internacional confirmara una cifra.
Cabe destacar que en algunos países de la región del Medio Oriente, se utilizaron sentencias de muerte para silenciar a defensores de los derechos humanos, disidentes, manifestantes, opositores políticos y minorías étnicas.
“La pena de muerte es una práctica aborrecible que no tiene cabida en el mundo actual”, Agnès Callamard, Secretaria General de Amnistía Internacional
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A lo largo de 2024, Amnistía Internacional reportó que varios líderes utilizaban la pena de muerte como arma con el falso argumento de que mejoraría la seguridad pública o infundiría miedo en la población.
En Estados Unidos, donde las ejecuciones han experimentado una tendencia al alza constante desde el fin de la pandemia de COVID-19, se ejecutaron 25 personas (frente a 24 en 2023).
El recién elegido presidente Trump invocó repetidamente la pena de muerte como una herramienta para proteger a las personas de violadores violentos, asesinos y monstruos. Sus comentarios deshumanizantes promovieron la falsa narrativa de que la pena de muerte tiene un efecto disuasorio único contra la delincuencia.
Aumento de las ejecuciones por delitos relacionados con las drogas
Más del 40% de las ejecuciones de 2024 se llevaron a cabo ilegalmente por delitos relacionados con drogas. Según el derecho y las normas internacionales de derechos humanos, el uso de la pena de muerte debe restringirse para los delitos más graves; condenar a muerte a personas por delitos relacionados con drogas no cumple este requisito.
Las ejecuciones relacionadas con drogas fueron frecuentes en China, Irán, Arabia Saudita, Singapur y, aunque no fue posible confirmarlo, probablemente en Vietnam.
En muchos contextos, se ha comprobado que condenar a muerte a personas por delitos relacionados con drogas afecta de forma desproporcionada a quienes provienen de entornos desfavorecidos, mientras que no tiene un efecto comprobado en la reducción del narcotráfico, afirmó Agnès Callamard.
A pesar del aumento de las ejecuciones, solo se sabe que 15 países las han llevado a cabo, la cifra más baja registrada por segundo año consecutivo. A día de hoy, 113 países son totalmente abolicionistas y 145 en total han abolido la pena de muerte en la ley o en la práctica.