El retraso en la maternidad es una tendencia creciente en diversas sociedades, influenciada por factores económicos, sociales y personales; aunque tradicionalmente se ha atribuido a la búsqueda de estabilidad profesional, estudios recientes revelan que la decisión de ser madre se ve afectada por otros elementos menos visibles, como la falta de una pareja estable y las condiciones laborales adversas.
Factores que inciden en la maternidad tardía
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), la edad promedio de la maternidad ha aumentado entre dos y cinco años en las últimas décadas.
Este fenómeno no solo responde a la incorporación de la mujer al mercado laboral, sino también y a la dificultad de encontrar una pareja comprometida en el proceso de crianza.
Marcia Inhorn, antropóloga de la Universidad de Yale, expone en su libro “Maternidad en hielo” que muchas mujeres optan por congelar óvulos no por una elección voluntaria de postergar la maternidad, sino porque no han encontrado una pareja con la que puedan formar una familia.
Su estudio revela que el 82% de las mujeres que recurrieron a la criopreservación en Estados Unidos lo hicieron porque estaban solteras.


Impacto de la maternidad tardía en la sociedad
El aplazamiento de la maternidad también ha influido en la disminución de la tasa de natalidad. Mientras en 1970 la tasa de nacimientos en países de la OCDE era de 2.84 hijos por mujer, en 2023 esta cifra cayó a 1.45.
A esto se suma la falta de políticas efectivas que permitan conciliar la vida laboral y familiar.
La socióloga Sara Lafuente Funes subraya que, aunque las mujeres buscan mayor equidad en las relaciones de pareja, los hombres aún no han adaptado su rol en la crianza de los hijos. Esta brecha de expectativas contribuye al retraso en la decisión de ser madre.
Desafíos y soluciones
Diversos países han implementado políticas para mitigar los efectos del retraso en la maternidad.
Suecia, por ejemplo, ofrece licencias de paternidad y maternidad equitativas, lo que fomenta la corresponsabilidad en la crianza; sin embargo, a pesar de estas medidas, el 69% de las licencias continúan siendo tomadas por mujeres.
El fenómeno de la maternidad tardía no es solo una decisión individual, sino un reflejo de estructuras sociales y económicas que dificultan la formación de familias en condiciones equitativas.
Para revertir esta tendencia, se requiere un compromiso mayor por parte de los Estados y la sociedad en general.