El 16 de enero fue un día bastante movido para el sector espacial privado de Estados Unidos. Después de casi una década de anticipación, el New Glenn de Blue Origin, uno de los cohetes más grandes jamás construidos, llegó al espacio. Durante el ocaso del jueves pasado en la Estación de la Fuerza Espacial de Cabo Cañaveral en Florida, los siete motores BE-4 del cohete de casi 100 metros de altura encendieron oxígeno líquido y metano líquido como propulsor para generar una fuerza combinada de 3,8 millones de libras y lanzar el cohete al espacio.
El cohete, que lleva el nombre del astronauta de la NASA John Glenn, es el segundo cohete de la compañía espacial, que se suma al New Shepard, que ya ha estado realizando vuelos a la órbita baja de la Tierra, con humanos y científicos a bordo, desde hace un tiempo.
Gritos de júbilo del personal de Blue Origin adornaron la transmisión en vivo del lanzamiento de debut de la nave espacial, previa a que la nave alcanzara su objetivo principal apenas unos minutos después.
“Estoy increíblemente orgulloso de que New Glenn haya logrado la órbita en su primer intento”, dijo Dave Limp, director ejecutivo de Blue Origin, en una actualización de la misión el jueves por la mañana.
Timing perfecto para NG-1, la misión que ha sido largamente esperada por Blue Origin
El fundador y propietario Jeff Bezos voló al espacio en 2021 junto al ícono de Star Trek, William Shatner, y otros clientes, en el cohete New Shepard de la compañía. En aquel momento, la compañía revolucionó la carrera espacial privada en aspectos, sobre todo, de turismo espacial. Sin embargo, New Shepard es una fracción del tamaño de New Glenn y carece de potencia para volar más allá de la órbita suborbital.
La compañía dio a conocer públicamente el nombre y el diseño de New Glenn en 2016, estableciendo el objetivo de llegar al espacio en 2020. Pero ese cronograma resultó demasiado ambicioso. Mientras tanto, el rival a vencer en el rubro, SpaceX de Elon Musk, desarrolló su propio cohete gigantesco, Starship, que ha realizado seis vuelos de prueba. “¡Felicitaciones por alcanzar la órbita en el primer intento!”, dijo Musk, en una publicación en la plataforma de redes sociales de su propiedad, X.
Bezos correspondió al gesto deseándole buena suerte a Musk y a SpaceX en el séptimo vuelo de prueba de Starship que tuvo lugar en el mismo día. Sin embargo, los deseos de Bezos no fueron suficientes para evitar que su vuelo no tuviera contratiempos.
Aunque el propulsor Super Heavy logró regresar a la plataforma de lanzamiento como estaba previsto, la etapa superior del cohete experimentó un fallo que resultó en la pérdida de contacto con la nave.
Te podría interesar: Cohete Starship de SpaceX falla tras el lanzamiento en Texas
Los comentaristas de SpaceX revelaron la pérdida de telemetría y, finalmente, la pérdida del vehículo.
Just saw the most insane #spacedebris #meteorshower right now in Turks and Caicos @elonmusk what is it?? pic.twitter.com/a7f4MbEB8Q
— Dean Olson (@deankolson87) January 16, 2025
Más tarde, a Elon Musk se le ofreció una explicación de los acontecimientos en X: “La indicación preliminar es que tuvimos una fuga de oxígeno/combustible en la cavidad sobre el cortafuegos del motor de la nave que fue lo suficientemente grande como para generar presión en exceso de la capacidad de ventilación”, dijo.
“Además de verificar que no haya fugas, agregaremos un sistema de extinción de incendios a ese volumen y probablemente aumentaremos el área de ventilación. Hasta ahora, nada sugiere posponer el próximo lanzamiento más allá del mes próximo”.
SpaceX adoptó un enfoque ambicioso para Starship, con el objetivo de lanzarlo lo más rápido posible para recopilar datos y perfeccionar su diseño. Hasta ahora, ha tenido éxito, como lo demuestra el hecho de que la empresa haya logrado una captura de cohete sin precedentes en octubre. Blue Origin, por el contrario, ha ido lento, pero constante, lo que ha puesto más presión sobre la empresa para que la misión del jueves (un vuelo de certificación para el programa de Lanzamiento Espacial de Seguridad Nacional (NSSL) de la Fuerza Espacial de Estados Unidos) salga bien.
Una vez en órbita, la etapa superior liberó el Blue Ring Pathfinder: un pequeño prototipo de nave espacial diseñado para albergar y transportar satélites entre órbitas, reabastecer naves espaciales visitantes y realizar operaciones informáticas y comunicaciones desde el espacio. Según Blue Origin, Blue Ring está “recibiendo datos y funcionando bien”.
Sin embargo, se produjo un contratiempo cuando la etapa inferior de New Glenn se perdió durante el descenso.
Al igual que el cohete Super Heavy de Starship, la etapa inferior está diseñada para ser reutilizable. Blue Origin esperaba aterrizarlo en una barcaza en el océano Atlántico llamada Jacklyn. Pero antes del vuelo, la compañía había moderado las expectativas para el aterrizaje del cohete (una maniobra extremadamente precisa para una misión de debut) y en su lugar enfatizó el objetivo de llegar al espacio.
“Sabíamos que aterrizar nuestro cohete en el primer intento era un objetivo ambicioso”, dijo Limp. “Aprenderemos mucho de hoy y lo intentaremos de nuevo en nuestro próximo lanzamiento esta primavera”.
Ese lanzamiento, que llevará a cabo la misión Escapade de la NASA para estudiar la atmósfera marciana, se retrasó a partir de octubre debido a preocupaciones sobre la preparación de New Glenn. Pero tendrá que esperar hasta que la compañía complete una investigación del accidente como lo exige la Administración Federal de Aviación (FAA por sus siglas en inglés).
SpaceX enfrentó investigaciones similares luego de cada uno de los primeros tres vuelos de Starship, el más largo de los cuales duró siete meses.
Con New Shepard, Blue Origin se limitó a realizar vuelos ocasionales de turismo espacial, pero con su sucesora de mayor tamaño (que requerirá al menos unas cuantas misiones de prueba más), la empresa podría competir con el dominio de SpaceX en los contratos de lanzamiento del Departamento de Defensa y la NASA. New Glenn también tiene algunos clientes comerciales, incluido el Proyecto Kuiper de Amazon, que también está trabajando con SpaceX.
Ambos proveedores de lanzamiento tienen como objetivo enviar naves espaciales no tripuladas a la Luna este mismo año. Una versión de aterrizaje lunar de Starship pronto hará aterrizar a la tripulación de la Artemisa III de la NASA en el polo sur de la Luna, lo que marcará la primera visita de astronautas estadounidenses desde la era Apolo. Primero será necesario un vuelo de demostración sin tripulación, pero la misión no está programada hasta mediados de 2027, lo que le da a SpaceX mucho tiempo para prepararse.
Mientras tanto, Blue Origin pretende aterrizar en la Luna con su módulo de aterrizaje Blue Moon Mark 1 a finales de este año, dijo Limp en una entrevista durante el fin de semana. La NASA espera que Blue Moon aterrice con la tripulación de Artemis V hacia finales de la década.