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Cultura y Entretenimiento

El final de temporada de The Last of Us nos adelanta más drama entre Ellie y Abby

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Daniel García

Con el cierre de su segunda temporada, The Last of Us reafirma su estatus como una de las series más complejas y emocionalmente intensas de la televisión actual, este episodio final ofrece una narrativa entretejida con dolor, lealtades fracturadas y decisiones que marcarán el destino de sus protagonistas; este final de temporada no solo retoma el camino de venganza de Ellie, sino que revela los alcances emocionales de una guerra interna en medio del apocalipsis.

The Last of Us cueta cómo Ellie regresa a Seattle

Después del episodio de flashbacks que exploró el vínculo entre Ellie y Joel, la historia continúa en Seattle, donde Ellie vuelve al refugio tras haber torturado a Nora; la crudeza con la que relata este evento, y su facilidad para infligir dolor, son una clara muestra de cómo la venganza la ha transformado.

En esta etapa, Ellie está marcada por heridas físicas visibles, pero también por una creciente insensibilidad emocional que inquieta incluso a Dina.

El final de temporada de The Last of Us ahonda en la progresiva deshumanización de Ellie, cuya búsqueda de justicia ya no distingue entre el bien y el mal; la revelación sobre el embarazo de Dina y la relación cambiante con Jesse añaden capas emocionales que potencian la tensión narrativa.

Dos padres, una ciudad en guerra

La temporada también presenta momentos de gran intensidad dramática entre Jesse y Ellie, quienes intentan mantenerse con vida mientras buscan a Tommy. Jesse, al descubrir el embarazo de Dina, adopta una postura protectora, revelando que sus decisiones están dictadas por un nuevo sentido de responsabilidad. Este contraste con Ellie —obsesionada por culminar su venganza— enriquece el desarrollo de ambos personajes.

En medio del conflicto con el Frente de Liberación de Washington y los Serafitas, The Last of Us utiliza el caos de Seattle como metáfora del conflicto interno de Ellie.

Mientras Ellie recorre su violento camino, el WLF se tambalea bajo la presión de la guerra y la incertidumbre.

Isaac, líder del grupo, se muestra cada vez más inquieto por la desaparición de Abby, quien ha sido marcada como pieza clave del futuro del movimiento. En una conversación con Elise, se plantea la fragilidad de las estructuras de poder en un mundo donde los líderes desaparecen y los ideales se diluyen; el uso de personajes secundarios como Elise y Manny amplía el conflicto, mostrando que la violencia afecta a todos los niveles del drama.

La soledad de Ellie: decisiones imposibles

La escena en la librería donde Ellie y Jesse esperan a Tommy representa un punto de inflexión emocional; a través de un intercambio íntimo, Jesse revela que votó en contra de enviar una expedición a Seattle, y acusa a Ellie de actuar siempre por motivos egoístas. Ellie, visiblemente afectada, lanza una poderosa réplica sobre su percepción de justicia, dejando claro que, para ella, el dolor sufrido no puede ser ignorado.

La inclusión de este tipo de diálogos realza el final de temporada de The Last of Us, ya que plantea preguntas éticas profundas sin ofrecer respuestas fáciles: ¿Puede justificarse la violencia cuando nace del amor y la pérdida? ¿A qué costo se obtiene la redención?

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El descenso a lo más oscuro: Owen, Mel y la última decisión

El enfrentamiento final entre Ellie, Owen y Mel es uno de los momentos más trágicos de la temporada; tras una secuencia de violencia, escape y supervivencia en la isla de los Serafitas, Ellie logra infiltrarse en el acuario donde Abby solía ocultarse… Allí encuentra a Owen y Mel en una acalorada discusión.

Este encuentro se convierte en un punto sin retorno: la decisión que toma Ellie en este momento representa el clímax emocional del final de temporada de The Last of Us. La violencia ya no es solo un medio, sino una carga que Ellie no puede soltar, incluso cuando sabe que la consecuencia será una culpa aún mayor.

The Last of Us: Una temporada marcada por el dolor y la obsesión

El final de temporada de The Last of Us no es solo un cierre narrativo, sino un testimonio de las secuelas de la violencia, la complejidad moral y la fragilidad emocional. Ellie ha atravesado la línea que la separaba de sus enemigos, y lo ha hecho sabiendo que su viaje no tiene redención garantizada. La serie, una vez más, desafía al espectador a replantearse los límites de la justicia y el perdón en un mundo quebrado.

A medida que se anticipa la tercera temporada, queda claro que The Last of Us continuará explorando los rincones más oscuros de la humanidad con la misma intensidad dramática que ha definido su narrativa hasta ahora.

El sangriento final de temporada deja una herida abierta, y será el futuro el que determine si podrá sanar.

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