El pasado martes, Joe Biden desató una tormenta política al calificar como “basura” a los votantes de Donald Trump. El presidente hizo una dura crítica durante una llamada con el grupo Voto Latino, apuntando a la retórica lanzada en el reciente mitin polémico de Trump en el Madison Square Garden. En su mensaje, Biden no dejó lugar a dudas al decir: “La única basura que veo flotando por ahí son sus partidarios”.
Las palabras, que llegan a menos de una semana de las elecciones presidenciales, fueron interpretadas como un insulto directo a las personas que apoyan al expresidente, lo que generó una ola de reacciones inmediatas desde el Partido Republicano.
El comentario de Biden surgió en respuesta a un episodio controvertido en dicho mitin, en el que el comediante Tony Hinchcliffe llamó a Puerto Rico una “isla flotante de basura”. Para Biden, esto cruzó una línea y, al responder, pareció involucrar no solo al comediante, sino a todos los seguidores de Trump. La declaración, que pretendía ser un rechazo a la retórica ofensiva, terminó amplificando la polémica al apuntar de manera general a millones de votantes del expresidente.
Ante la reacción, la Casa Blanca intentó reducir el impacto. Publicaron una versión de la transcripción en la que se añadía un apóstrofe, haciendo referencia específica a los comentarios de Hinchcliffe y no a los seguidores de Trump en general. Más tarde, Biden aclaró en sus redes que se refería únicamente al “discurso de odio” del mitin de Trump y no a los votantes, buscando frenar el creciente malestar entre sus críticos.
“Hoy me referí a la retórica odiosa sobre Puerto Rico lanzada en el mitin de Trump como ‘basura’, y eso es exactamente lo que quería decir”.
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Kamala Harris y la Casa Blanca recogen la “basura” de Biden
Biden explicó que sus palabras iban dirigidas exclusivamente hacia los mensajes que escuchó en el evento y no hacia todos los partidarios de Trump, asegurando que sus valores no concuerdan con la “demonización de los latinos” expresada en el mitin.
Karine Jean-Pierre, secretaria de prensa de la Casa Blanca, también intervino, afirmando a los periodistas que Biden “no ve a los partidarios de Trump ni a nadie en Estados Unidos como basura”. Sin embargo, los intentos de apaciguar la controversia llegaron demasiado tarde para evitar una fuerte reacción desde el Partido Republicano, que no tardó en señalar el comentario como una ofensa directa y un reflejo de la actitud demócrata hacia los votantes de Trump.
Por su parte, Kamala Harris, quien lidera la campaña demócrata para las próximas elecciones, se distanció de la declaración. En un mitin en Washington D.C., Harris subrayó su compromiso de “ser una presidenta para todos los estadounidenses”, enviando un mensaje de inclusión.
“Permítanme ser clara: rechazo cualquier crítica hacia las personas por su voto”, señaló, buscando dejar atrás cualquier percepción de división en su campaña.
La declaración de Biden, que recordaba a algunos la polémica frase de Hillary Clinton en 2016 cuando se refirió a los seguidores de Trump como “deplorables”, le dio al Partido Republicano la oportunidad de reforzar la narrativa de un supuesto desprecio demócrata hacia los votantes conservadores. Marco Rubio, desde un mitin en Pensilvania, criticó duramente a Biden, afirmando que se estaba “refiriendo a millones de estadounidenses patriotas que aman a su país”.
Trump recrimina a Biden a pesar de fracaso en mitín
Donald Trump, en su propio mitin, aprovechó para avivar la controversia, diciendo que los comentarios de Biden eran “peores” que los de Clinton en 2016. “Somos el corazón y el alma de Estados Unidos”, aseguró, dirigiéndose a sus seguidores y describiéndolos como la verdadera base del país. Trump, junto a sus aliados, presentó los comentarios de Biden como una señal del “desprecio” demócrata hacia los “ciudadanos comunes y corrientes”.
El incidente en el Madison Square Garden no fue menor en términos de repercusiones, especialmente dentro de las comunidades puertorriqueñas en Estados Unidos, que suman más de cinco millones de personas, de acuerdo con el U.S. Census Bureau. La diáspora puertorriqueña en el territorio continental, particularmente en estados clave como Florida y Pensilvania, ha sido fundamental en ciclos electorales recientes, y la retórica del mitin generó indignación en varios sectores de estas comunidades.
En Filadelfia, que alberga una población puertorriqueña de aproximadamente 90 mil personas, miembros de esta comunidad expresaron a la BBC que no olvidarían el tono despectivo hacia su isla en el evento de Trump.
Mientras tanto, Biden enfrenta un contexto electoral ajustado en el que comentarios como estos pueden tener un impacto considerable en la percepción pública. Con los márgenes de aprobación presidencial fluctuando entre el 41 por ciento y el 43 por ciento en encuestas recientes de Gallup, los demócratas se encuentran en una carrera contra el tiempo para captar votantes de perfil moderado, incluidos republicanos desencantados.
La campaña de Kamala Harris ha buscado en particular atraer a votantes hispanos y comunidades que puedan sentir una conexión directa con el respeto a la diversidad, lo que pone en relieve la importancia de disipar cualquier percepción de que la administración Biden-Harris insulta o desprecia a los votantes en función de sus inclinaciones políticas.
Los estrategas republicanos ya prevén utilizar la frase de Biden para motivar a su base, señalando el comentario como una muestra más de la “desconexión” de los demócratas con el “América real”.