El billete de 50 pesos, perteneciente a la familia G del Banco de México (Banxico), ha generado un fenómeno financiero y cultural desde su introducción en 2021; con un diseño que rinde homenaje a la fundación de Tenochtitlán en el anverso y presenta un ajolote en su reverso, esta pieza se ha posicionado como la favorita entre los mexicanos por su valor simbólico y estético.
De acuerdo con un estudio reciente de Banxico, se estima que 12.5 millones de pesos en billetes de ajolote se encuentran actualmente retenidos por ciudadanos que los guardan como objetos de colección.
- Esta cifra refleja una retención significativa que, si bien no representa un riesgo para la masa monetaria, sí genera un comportamiento inusual en términos de circulación fiduciaria.
El análisis del banco central revela que un 68 % de los mexicanos afirma guardar entre uno y cinco billetes, siendo el ejemplar del ajolote el más mencionado por su diseño; asimismo, el 50 % de los encuestados señaló esta pieza como la más atractiva de todas las denominaciones en circulación, superando incluso al billete de 100 pesos protagonizado por Sor Juana Inés de la Cruz.
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El billete del ajolote recibe reconocimiento internacional
El reconocimiento del billete de ajolote no se ha limitado al ámbito nacional.
En 2022, la International Bank Note Society (IBNS) lo distinguió como el “billete del año”, superando a propuestas gráficas de otros países como Santo Tomé y Príncipe.
La IBNS destacó que el diseño “continúa resaltando las características culturales e históricas de México con nuevos motivos gráficos”, reforzando así el enfoque patrimonial adoptado por Banxico en la nueva familia de billetes.
El elemento del ajolote ha logrado establecerse como el rasgo más recordado por los encuestados (50 %), seguido por referencias al lago de Xochimilco (8 %) y a símbolos históricos como el águila devorando a la serpiente (7 %); en contraste, figuras tradicionales como José María Morelos, presente en la edición anterior, solo fueron mencionadas por un 2 %.
Desde una perspectiva financiera, el fenómeno del billete de ajolote subraya la creciente influencia del diseño en la percepción de valor. Aunque su retención no altera de forma sustancial la política monetaria, sí indica un cambio en el vínculo emocional del público con los instrumentos de circulación, aspecto que podría considerarse en futuras emisiones.
Este caso se inscribe en una tendencia internacional donde los billetes ya no solo cumplen funciones transaccionales, sino que también operan como expresiones culturales con potencial coleccionable. En ese sentido, la permanencia del ajolote como ícono numismático parece asegurada tanto en vitrinas personales como en el imaginario colectivo mexicano.