Durante la madrugada del 25 de octubre de 2023, Acapulco sufrió una de las peores catástrofes en la historia de México. El paso del huracán Otis, una tormenta de categoría cinco, devastó al icónico puerto en solo unas horas.
Otis sorprendió con su rápida intensificación: pasó de ser una tormenta tropical a un huracán poderoso en menos de 12 horas, dejando a su paso una estela de destrucción que afectó a más del 90 por ciento de la infraestructura turística y comercial de la ciudad. Con vientos de hasta 270 kilometros por hora, el huracán golpeó la ciudad costera con todo; generando inundaciones, cortes eléctricos y deslizamientos de tierra.
A un año de la tragedia, Acapulco sigue en la lucha por su reconstrucción, pero las promesas de ayuda y recuperación parecen haberse quedado cortas. Las escenas de devastación no se limitan solo a edificios destruidos; el impacto psicológico y económico también sigue latente. La economía local, fuertemente dependiente del turismo, está colapsada: hoteles emblemáticos como el Hotel Presidente aún operan a una capacidad del 30 por ciento, con el 70 por ciento de su personal despedido debido a las deudas acumuladas.
“Nos prometieron apoyos para seguir trabajando y levantar los hoteles… ¿qué nos han dado? Nada“, afirmó Roberto Vázquez, director del hotel en entrevista para CNN.
“Tratamos de poner los cuartos lo más bonito posible, pero el dilema es qué hago con el poco ingreso que me llega ¿Mis empleados o renovar? Para mí, lo más importante es la gente, pero necesitas atraer turismo. Y entonces, sí, tenemos que sacrificar muchas cosas”.
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Una lenta recuperación: Tratando de superar al huracán Otis
El impacto económico de Otis ha sido devastador. Según la Asociación Mexicana de la Industria de Seguros (AMIS), los daños totales ascienden a más de 39 mil 422 millones de pesos, de los cuales apenas 6 mil 894 millones han sido pagados en indemnizaciones para viviendas, lo que representa un 67 por ciento de los 10 mil 239 millones se destinarían a este rubro.
Además, el proceso de reconstrucción se ha visto retrasado por la falta de acuerdos entre propietarios, el acceso limitado a materiales de construcción y mano de obra y por si fuera poco, el Huracán John, de categoría tres, también afectó a Acapulco con inundaciones, aunque a mucho menor escala que Otis.
Semanas después del paso de Otis, los daños asegurados se estimaron en 20 mil 141 millones de pesos. Ahora, casi un año después, esta cifra creció a un poco más de los 39 mil millones de pesos. Los sectores más afectados fueron los comerciales (19,190 millones) y las viviendas (10 mil 239 millones). Con estas cifras, Otis se posicionó como el tercer siniestro más costoso en México, solo detrás de la pandemia de Covid-19 y el huracán Wilma de 2005.
Para los trabajadores del mar, como Alberto Lara de los Santos, la situación es igualmente crítica. De las seis lanchas de fondo de cristal que usaba para llevar turistas, perdió cinco en el huracán. Con los costos de reparación entre 15 mil y 25 mil dólares (aproximadamente entre 300 mil y 500 mil pesos), muchos lancheros han quedado sin medios para reactivar su negocio.
“El gobierno nos avisó de la tormenta, pero nadie podía prever lo rápido que evolucionaría”, lamenta Lara.
Resiliencia y cultura en medio de la devastación
Entre los escombros, la cultura y la educación también han sufrido un duro golpe. Más de mil 200 escuelas resultaron dañadas, afectando a 300 mil niños que se quedaron sin clases durante meses. Aunque para enero de 2024 la mayoría de las escuelas habían reabierto, muchas continúan operando en condiciones precarias, con horarios reducidos y problemas estructurales no resueltos.
La Orquesta Sinfónica Comunitaria Renacimiento, dirigida por Olimpo Pineda Casas, es un símbolo de la resiliencia local. La orquesta perdió la mayoría de sus instrumentos, pero los jóvenes músicos decidieron seguir tocando como un acto de resistencia.
“Perdimos 50 instrumentos, pero los niños vinieron a tocar lo que quedaba… fue un acto de esperanza”, cuenta Pineda.
Huracán Otis deja ruinas e incertidumbre
El saldo de 50 muertos y 32 desaparecidos que dejó Otis solo es parte de una tragedia mayor que aún continúa. A pesar de las promesas de apoyo gubernamental, el 80 por ciento de las viviendas en Acapulco siguen sin protección de seguros, lo que dificulta el proceso de recuperación. Rosas señaló que la baja penetración de seguros en la zona es una de las principales razones por las que el proceso ha sido tan lento.
“Estos huracanes nos enseñan la importancia de tener seguros, porque ayudan a una recuperación más rápida”, afirmó.